domingo, 10 de octubre de 2010

definir...

Qué difícil suele ser definirse a uno mismo cuando resulta más sencillo diferenciarse de los otros y pocas veces comprender lo que nos es único y propio.
Es verdad que todos buscamos ser auténticos ante una población mundial de más de seis mil millones de habitantes, y en parte en esto basamos muchas veces nuestra búsqueda de identidad, sin embargo, considero que si tardamos tanto en distinguir lo que no somos, nadie nos asegura que no terminaremos pareciéndonos a lo que consideramos ajeno.
En ocasiones basamos lo que somos a partir de los comentarios de las personas, de lo que creemos ser si nos comparamos con los demás, debido a lo ajenos que nos sentimos a nuestra propia realidad, pero entonces ¿cómo saber quiénes somos?,  ¿acaso construimos nuestra personalidad como un simple reflejo de las experiencias que hemos vivido? o bien ¿solo somos un bosquejo de lo que en realidad buscamos ser?
La mayor parte del tiempo, pasamos introduciendo en pequeñas cajas, llamadas conceptos o definiciones, lo que observamos en nuestro entorno, de ahí la necesidad natural del hombre de saber lo que es, de definirse así mismo, y de diferenciar lo propio de lo ajeno.
Considero que definir lo que uno es, lo que puede llegar a ser, son concepciones que se modifican con el tiempo, los intereses que se presenten en el momento y la capacidad que tengamos para afrontar lo que se está viviendo, pero al final, definir lo que somos, quizá resulte el tema más complejo e inconcluso  de nuestra existencia.

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