Hoy mientras iba de regreso a casa, me ocupé en pensar que finalidad tiene dejar la puerta abierta para que alguien te conozca. Quizá como cualquier habitación abierta, en un comienzo resulta interesante y curioso conocer un lugar nunca antes explorado, quizá sólo nos aventuremos a dar un vistazo, sin embargo, el problema que puede presentarse, es cuando generamos un interes por alguien y lo dejamos entrar a la comodidad de nuestro lugar.
Aunque este no es el problema en sí, es la fuente de la que pueden emanar conflictos dentro de la habitación, debido a que puede presentarse la ocasión en que la otra persona no se sienta cómoda y decida emprender la búsqueda de un lugar más confortable, o bien, cuando su presencia en nuestro lugar de intimidad resulte demasiado molesto como para dejarlo ahí por simple costumbre.
Quizá de ahí el trauma de no dejar la puerta demasiado abierta, nunca se sabe cuando podrá cerrarse de golpe, sin embargo, considero que cuando se deja entreabierta, bien podemos darnos la oportunidad de saber si dejamos entrar a alguien más a nuestra desértica habitación, o bien a una ya repleta alcoba con recuerdos empolvados y cosas de las que en realidad, no sabemos otro posible lugar donde colocar.
Así es que dejo la puerta entreabierta, haciendo una invitación sútil a aquellos interesados en conocer nuevos lugares, aunque aquí no hay garantía de lo que puedan encontrar...
Interesante blog Ale, me gusta, no sabía que tuvieras uno.
ResponderEliminarAhora te leeré.
Buena Vida. Te quiero.