Hoy que pensaba acerca de todos los malos ratos que me hicieron pasar unas amistades antiguas y el tiempo que tarde en sanar las heridas provocadas por el distanciamiento, no pude evitar sonreír al darme cuenta de que además de perdonar todo lo que ha pasado (sin olvidar las lecciones recibidas) pude ya olvidar todo aquello que en un momento me hizo tanto daño.
Es como dicen por ahí, darle vuelta a la hoja, sin tener que corregir las páginas pasadas, solamente teniendo en cuenta que ahí están como un recuerdo si se les quiere ver, o bien, como una lección que quizá no se olvide, pero que nos muestra el lugar donde estamos situados ahora, y que después de la tormenta sin duda, sale el sol.
Así que de olvidar todos los rencores, a tratar de perdonar todos los malos tratos pase, por fin, a olvidar que esas personas existían y no tomarlas más en cuenta como parte de mi vida, situación que puede ser una negación inconsciente o una prueba superada, espero que en mi caso sea la segunda, pues no me gusta vivir con rencores (anótenle otro punto a la lista de defectos: el rencor) así que mejor Dalay con eso y me retiro a los placeres mundanos que siempre suavizan la vida. Buen fin a todos J
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