jueves, 4 de noviembre de 2010

torre de marfil

Hace un par de días, me encontraba en la biblioteca Central de nuestra máxima casa de estudios, la UNAM, terminando un control de lectura, ya sabrán de esos que tanto me fascinan. Mientras sucedía  esto y sentía que en gran parte ya alucinaba a Medio Oriente, en mi ipod aleatoriamente se tocó la canción de Cerati llamada Torre de marfil, en lo personal una de mis favoritas pues me recuerda una época de la prepa muy especial, sin miedo de volver a repetir.

Mientras me ponía a tararear la canción y con ello molestar a los compañeros, di click en la PC para guardar mi documento y de esta forma poder enviarlo a mi correo, cuando se abrió la carpeta de documentos encontré uno con el mismo título de la canción de Cerati, y pensé que quizá el hada de la inspiración me estaba jugando una broma.

Es verdad que pensé esto en un primer momento, pero también la curiosidad y la coincidencia del momento me llevaron a abrir aquel documento; antes de ser acusada de plagio debo decir que el archivo no contaba con autor, pero aclaro de esta forma que no son ideas propias, que cito de un documento de la biblioteca central, y que si algún día por azares del destino el autor encuentra en este blog sus ideas plasmadas en las palabras citadas, no dude hacer el debido reclamo, o mejor dicho la debida aclaración.

Brevemente el autor habla sobre la Revolución mexicana y los filósofos del Ateneo de la Juventud,  y considero que es un documento muy interesante, está escrito para una ponencia, sin embargo citó únicamente lo siguiente:

“Inicio esta ponencia retomando una figura harto conocida en el ámbito filosófico académico, esta es la del sabio aislado en su torre de marfil, la cual refiere al retraimiento del intelectual, a su reflexión en abstracto para evitar, consciente o inconscientemente, hacer caso de la realidad concreta”[1]

La verdad es que ya había pensado acerca de esto, no sabía que era una figura filosófica, pero encontrar esto amplio mi conocimiento, situación que siempre se agradece. Ello me llevó a meditar un poco sobre el tema de lo cual comparto lo siguiente:

¿De que sirve aislarse en una “torre de marfil” sin tener contacto con la realidad cuando ésta modifica y establece las formas, los movimientos y el curso de los fenómenos? Supongo que para algunos es mas fácil distanciarse de la realidad, pues como dice un profesor mío, la realidad es terca y considero que a veces no deja tiempo para la aplicación de teorías. Supongo que alejarnos a ratos de lo real, nos permite crear un estado de confort, pero ¿hasta qué punto crear un mundo propio nos puede librar del duro golpe que puede ser enfrentar la realidad?

Supongo que hay que encontrar el balance, pues ¿qué es la vida sin sueños y sin mundos imaginarios? y ¿qué es la realidad sin mundos que nos permitan escapar por un momento de lo que se vive? Además, la imaginación siempre nos ayuda a crear alternativas, porque considero que el mundo no será como está, y si podemos ayudar a que sea un lugar más placentero ¿por qué no intentarlo? yo lo intento, espero que ustedes amigos hagan lo propio ;)


[1] Autor desconocido, “La torre de marfil. La Revolución mexicana y  los filósofos del Ateneo de la Juventud”, Documento encontrado en la Biblioteca Central de la UNAM, p. 1

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