domingo, 28 de noviembre de 2010

y sin respuesta...

¿No les ha pasado que a veces mandan un sms esperando una respuesta? y aunque no quieras vives pegado al celular esperando a ver en qué momento suena y vibra (o solo una de las dos) para leer la respuesta de la otra persona, y resulta  más frustrante cuando no recibes respuesta o aun peor cuando recibes una que no esperabas.

Supongo que éste es un sentimiento  generalizado producto de la adicción a las nuevas tecnologías y a veces, de la necesidad de que la otra persona nos diga un poco de sus pensamientos a través de un mensaje, o quizá solo sea un poco de alucinación mía.

Es verdad que esta es la última entrada obligatoria del blog para el curso de taller, pero debo decir que escribir aquí me sirvió mucho para desahogar sentimientos, frustraciones, alegrías y encanto por la vida, además de proporcionarme cierta disciplina, lo cual siempre se agradece.

Agradezco a aquellos que se tomaron minutos para leer mis locuras y para escribir comentarios que me hacían sonreír, de verdad mi más sincero agradecimiento y debo decir que escribiré entradas muy seguido, quizá al mismo ritmo que lo hice este semestre, esperando que algún curioso se interese por lo que pueda escribir y que pueda por este medio, algún día publicar un cuento, lo cual me gustaría muchísimo.

Entonces es así como no diré un adiós, ya que esto aun no termina. Las letras seguirán siendo mi mejor herramienta para comunicarme y para que ustedes puedan conocerme. Sin más, les mando un gran beso y espero lean las próximas entradas ;)

viernes, 26 de noviembre de 2010

viernes!!!

La verdad es que hace mucho que no esperaba tanto un viernes, aunque creo que inconscientemente siempre lo hago, sin embargo, ahora esta sensación de espera por el fin de semana se hizo evidente.
Esta semana fue de verdad un show como algunos dirían, el final de semestre siempre es algo pesado y con gripe resulta una verdadera tormenta, pero al llegar a mi casa el día de ayer mi tío me dio unas patillitas mágicas, un medicamento llamado next, se los recomiendo mucho si tienen una gripe de esas que ponen de malas y te impiden siquiera continuar con los vicios como msn y facebook  jajajaja
Pero gracias a Dios llegó el viernes y con ello un fin de semana en el que sin bien, extrañaré mucho a mi novio podré pasarlo al lado de mis amigos que tanto amo, así que por hoy iré a arreglarme y a todos los lectores de este blog, les deseo un buen cierre de ciclo escolar y un muy agradable weekend  ;)

domingo, 21 de noviembre de 2010

Cada Una De Tus Cosas Andres Calamaro


Para los que no conozcan a este gran músico argentino, su nombre es Andrés Calamaro y hoy que prendí un rato la caja idiota como muchos le llaman, escuché una de sus canciones y recordé los buenos momentos que me brindó su música, tanto melancólicos como aquellos en que me permitieron recordar amores del pasado, y porque no, del presente.

En lo personal una de mis canciones favoritas es Cada una de tus cosas y no sé porque me vino a la mente la vulnerabilidad que significa estar enamorado de alguien, es una sensación indescriptible, en algunos momentos maravillosa, en otros, atormentante, y como él dice a veces en el cielo, en el suelo y en cada una de tus cosas pero como un amigo me dijo por ahí a disfrutar el amor, al final que no nos vamos a casar con esa persona, sabio consejo que sin duda hoy me sirve de mucho.

A continuación les pego la letra de la misma, esperando que tengan una bella interpretación de la misma, pues la música siempre es un lugar donde podemos echar a volar la imaginación.

Mirando el río una rumbita te escribí
mientras te esperaba,
con el pechito inquieto y alegre,
y un andar de no ser de acá.

De aquí no me moví de tu vértigo mío,
de tu sonrisa vertical, que misteriosa es una rosa de Hiroshima
y la rumba que hay.

La rumba se ríe, no sabe si es rumba, Letra de Cada una de tus cosas - Andres Calamaro - Sitio de letras.com
será un momento nada más,
de eternidad, de esos que me da.

Todos los días, todos los segundos
infinitamente, la alegría de vivir,
el sentido que da la vida vivir contigo.

En el cielo , en el suelo, en cada una de tus cosas,
En el cielo , en el suelo, en cada una de tus cosas.

viernes, 19 de noviembre de 2010

lindas palabras...

Considero que cualquier buen escritor debe tener la facilidad de poner trasmitir a través de las palabras, la serie de pensamientos e ideas que revolotean en su mente, ello de manera clara y no confusa como suelen presentarse estas concepciones en el mundo interno de cada ser humano.
Sin duda, esta situación complica la realidad y la tarea de todos aquellos que quieran comunicarse a través de la grafía resulta una tarea nada sencilla, pero considero muy divertida, ya que para poder plasmar lo que se piensa se necesita mucho ingenio, además de más imaginación y creatividad con la que se cuenta.
 Esto lo menciono porque el diario español El Paí,s ha publicado que hoy uno de mis más grandes iconos, José Saramago, habría cumplido 88 años, y por dicha razón se estrena una película-documental que nos muestra un poco de su vida junto a su esposa Pilar del Río, traductora al español de muchas de sus obras y de la cual el autor y Premio Nobel de Literatura, expresaba en hermosas palabras el gran amor que en él generaba.
Dicen que una imagen habla más que mil palabras, y yo no dudo que Pilar del Río fue una mujer sumamente afortunada de tener a un hombre tan erudito como Saramago a su lado, pero sobre todo, de conocer a un hombre que le expreso su amor en lindas palabras y con el que pasó 27 años de su vida, no cualquier cosa ¿verdad?
Yo espero ya con ansias poder ver esta película y conocer un poco más de la vida de alguien que ha arrancado risas y sonrisas de mi rostro, ampliado mi vocabulario y enriquecido mi vida con historias hermosas, construidas de lindas palabras.
Así que si alguien está interesado en saber un poco más de Saramago, no dude en acompañarme a ver el largometraje, y conocer más a la persona y al escritor detrás de las palabras.



domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Por qué lloran los ángeles?

Siempre he pensado que aquellos seres humanos que nos aman y que están con nosotros sin importar cuantos defectos tengamos son ángeles terrenales, y bien los podemos encontrar tanto en la familia como en aquellos que se convierten en una y que comúnmente llamamos amigos.
Pero ¿qué pasa cuando lastimamos o lastiman a uno de nuestros ángeles? Simplemente no podemos evitar ponernos tristes, ya que el simple hecho de ver llorar a un ángel significa que algo no marcha bien y que quizá es hora de cambiar el rumbo con tal de que ese ángel siga alumbrándonos con su sonrisa.
La verdad no me gusta ver llorar a mis ángeles, menos verlos tristes por algo o alguien que quizá no valga la pena, así que a aquellos seres celestiales que aprecio tanto les pido que mejor regalen sonrisas, esos gestos tan hermosos que proporcionan alegría y que antes de volver a sufrir, piensen en lo feliz que hacen con su simple presencia a seres terrenales como yo.
Así que ya saben, como dicen por ahí: al mal tiempo buena cara y gracias por existir y ser ángeles en mi vida, los amo.

viernes, 12 de noviembre de 2010

te extraño...

Debo decir que hace mucho que no me pasaba por la mente extrañar a alguien, sé que no es algo que se piensa, sino que se siente, pero aun así considero que para experimentar un sentimiento debe “caerte el veinte” como se dice por ahí, para poder siquiera disfrutarlo, sino puede pasar como cualquier otro suceso cotidiano.
Es verdad que por periodos cuando no veo a mis amigos ya sea por el trabajo que implica estudiar, o bien por los periodos largos de vacaciones que no permiten verlos a diario, experimento ese sentimiento de extrañarlos, pero hace tiempo que no pensaba ya estar sin alguien y querer estar con esa persona el mayor tiempo posible, sí, ya sé que estarán pensando que me he vuelto una cursi, pero quizás solo estaba bien escondida detrás de ese disfraz de conejo que tengo jajajaja
La verdad es que hoy extraño a esa personita especial en demasía, pero supongo que eso me permitirá verlo con más gusto y darle todos los besos de reserva que se han ido acumulando en este tiempo, además de que percibir esta sensación me advierte (de manera positiva) lo importante que es para mí.
Espero los comentarios sobre la cursilería que esto implica y sus experiencias en este rubro jajajaja sin más les deseo un muy agradable puente revolucionario.

domingo, 7 de noviembre de 2010

cuento...

La verdad es que desde hace tiempo he pensado en la construcción minuciosa de un cuento, todo ello debido a las casualidades propias de la vida que desean quedar recordadas en papel y a la necesidad misma de escapar por momentos a la realidad. No descarto la posibilidad de algún día poder publicarlo, recuerdo de niña haber escrito uno que publicó la SEP, aunque ha decir verdad no he podido acordarme donde quedo el escrito, pero supongo que algún día la inspiración podrá permitirme otra vez narrar una historia que pueda sorprender a muchos.

El cuento que a continuación cito de Cristina Pacheco publicado hoy en el periódico La Jornada, a mi parecer, retrata la vida de la mayoría de los mexicanos, en un país donde los gobernantes fuera de ofrecer soluciones, se proponen  planear espectáculos que encubran sus deficiencias al no saber hacer, como Sartori diría hacer “buena política”.

Sin mas, los invito a disfrutar este cuento y de ser posible, tomarme el atrevimiento de pedir sus opiniones respecto al mismo, pues como dicen por ahí “cada mente es un mundo” y sin duda, conocer otros diferentes al nuestro, siempre nos brinda la oportunidad de ampliar nuestras ideas y al mismo tiempo nuestras expectativas en muchos sentidos. Espero os guste ;)

El séptimo día
Cristina Pacheco

 
Dispuesto a salir, Tadeo se cruza la bufanda sobre el pecho y se frota las manos. Debido a la resequedad suenan como si fueran de cartón. Ágata, su mujer, le ha dicho mil veces que se ponga alguna crema suavizante. Él se niega a seguir el consejo. Está orgulloso de sus manos. La aspereza le representa la constancia de que, a pesar de la artritis incipiente, sigue siendo pintor.
No es el único oficio de Tadeo, pero es el que más le gusta; sin embargo, desde hace años, cuando se agravó la crisis económica, sólo ha podido ejercerlo los domingos. El resto de la semana realiza trabajos que le aseguran ganancias regulares. De lunes a miércoles selecciona cartón y fierro en una bodega; el jueves colabora en un dispensario; viernes y sábado atiende a la clientela de un bazar en donde los vejestorios y desechos pasan por antigüedades.
En cada uno de esos lugares Tadeo logra cumplir con sus obligaciones porque está consciente de que sin toda esa actividad no podría cubrir, como hasta ahora, los gastos de su casa, aunque sea pobrecitamente, y también porque lo estimula la ilusión del séptimo día.
Hasta hace unos años la pesadilla de Tadeo era verse imposibilitado para trabajar y entonces depender de sus tres hijos. Hoy no existe ni la más remota posibilidad de que eso ocurra, porque las cosas andan mal para todos. A Carlos le redujeron el sueldo en la embotelladora, ya no tiene alternativa de tiempo extra y los gastos de su familia son cada vez más gravosos. Jerónimo siempre ha vivido de las propinas que recibe en un restaurante típico. Le iba bien hasta que la clientela disminuyó por causa de la inseguridad. Desde entonces él se ha visto precisado a ir de mesa en mesa y, además de levantar las comandas, ofrecer las artesanías que confecciona Estela, su esposa..
En cuanto a Mireya, la menor, Tadeo ni en sueños le pediría ayuda. Sabe que ella, como cuidadora de enfermos, apenas gana lo suficiente para mantener a su marido, desempleado desde hace cuatro años y de tres para acá, rijoso y alcohólico.
II
En medio de esta situación, a Tadeo lo que más le preocupa son los niños, en especial sus nietos. Primero porque no entiende ni siquiera la forma en que se visten y segundo porque no imagina cómo será su futuro en un mundo devorado por la injusticia y la violencia, cada vez más cruel y caótico.
Lo documentan las imágenes en la televisión y en los periódicos, las conversaciones que por azar escucha en la calle, las escenas que se vuelven más y más cotidianas: cuerpos deshechos, casquillos percutidos, paredes y vehículos rafagueados.
Los únicos momentos en que Tadeo logra olvidarse de sus problemas familiares y de todos esos horrores que lo circundan son los que dedica a la pintura. Más allá de las ganancias que pudiera brindarle, antes ejercía su trabajo con la intención de devolverle su buen aspecto a toda construcción, por modesta e insignificante que fuese.
Lograrlo en unas cuantas horas de un domingo era ya suficiente esfuerzo y sin embargo se ha impuesto un nuevo compromiso: diseñar paraísos –aunque sea pobrecitamente, según su expresión personal– a base de pintura de aceite, tíner y tiempo.
Al principio no habló con nadie de sus planes, ni siquiera con Ágata. De haberlos conocido, ella habría dicho que a su esposo, aparte de los huesos de las manos, se le está deformando el cerebro. De otro modo no podría explicarse que a Tadeo se le haya ocurrido convertirse en una especie de creador de brocha gorda en vez de permanecer con ella los domingos para ayudarla en las compras y los preparativos de la comida familiar.
III
Viéndolo bien, Tadeo reconoce que sus nuevos objetivos son una locura, pero se disculpa pensando en que, después de todo, la idea no fue suya, sino de la madre Consuelo. Es superiora de un asilo para niños frente al que Tadeo pasa rumbo al Metro. Siempre que la encuentra en la calle vigilando que el barrendero deje limpia su banqueta se detiene a conversar con ella.
Para su sorpresa, Tadeo la encontró un domingo en la puerta. Estaba esperándolo porque deseaba encargarle un trabajo: que le pintara el patio de juegos. Antes de comprometerse, él quiso verlo para calcular tiempo y costos.
No conocía el interior del asilo. Se encontró en un edificio grisáceo y un cubo de cemento rodeado por cuatro paredes altísimas, salitrosas y adustas. Imaginó con tristeza los juegos de los niños entre semejante aridez y se puso a hacer cuentas hasta que pudo decirle a la superiora el monto de su trabajo y los galones de pintura blanca que iba a necesitar.
La madre Consuelo le sonrió de una manera extraña y le dijo que pensara en otros colores. Ella quería que Tadeo recubriera las paredes con un paisaje lleno de árboles, flores y todo aquello de que los asilados sólo podían disfrutar en los esporádicos días de paseo.
Tadeo le preguntó por qué, en vez de plantas pintadas, no adornaba el patio con otras naturales. La Superiora expuso su razón: con su mínimo presupuesto era imposible adquirir flores y renovarlas conforme fueran muriendo. Necesitaba algo duradero por encima de las estaciones. Aunque le gustaba la idea, Tadeo se confesó incapaz de hacer ese trabajo, ni siquiera pobrecitamente.
La madre Consuelo no se dio por vencida: le recordó la conversación en que él le había hablado de sus tiempos como alumno en la academia de pintura Velázquez y los problemas cuando su padre se enteró de que él se escapaba de la escuela para irse a pintar a las plazas y los jardines. Él dijo que de eso hacía mucho tiempo, sus manos se habían entorpecido y ya no recordaban cómo se toman los carboncillos y los pinceles. La superiora le sonrió otra vez: Acuérdese de que Nuestro Señor creó el mundo en siete días a partir de la nada. Lo espero el domingo.
Tadeo, en secreto, cedió a la tentación. Durante varios domingos consecutivos hizo que su memoria recuperara lo olvidado. Las paredes adustas florecieron al toque de los pinceles con los que en la última sesión, en el ángulo inferior de una pared, el pintor dibujó su nombre.
Cuando la madre superiora le entregó el resto de su paga dijo algo que cambió la vida de Tadeo: debería sentirse feliz porque les dio a mis niños un paraíso. Mientras permanezcan aquí se sentirán alegres al verlo, cuando se vayan lo recordarán con alegría y agradecimiento hacia usted.
IV
Tadeo pensó que allí terminaba su aventura creadora y se dispuso a restablecer el trato con sus brochas gordas. No fue así. A la ida o al regreso de alguno de sus trabajos se fijaba en las casas y las escuelas de aspecto sombrío en donde con sus pinceles podría inventar otros jardines.
El problema radicaba en cómo explicarle su interés a Ágata. Empezó por contarle su experiencia en el asilo y para granjearse su consentimiento le dijo que vería la forma de trabajar en la escuela a la que asisten sus nietos. No obtuvo ninguna ganancia por dibujar paisajes primaverales en las paredes de corredores y patios, pero se compensó con la idea de que sus descendientes permanecerían, al menos por unas horas, protegidos contra la violencia y la fealdad del mundo gracias a su empeño de plasmar imposibles y nuevos paraísos.
Luego siguió con otras escuelas del rumbo. Ágata le permitió lo que ella consideraba un capricho, a condición de que cobrara aunque fuese pobrecitamente por su trabajo. Esta vez él sí acató el consejo. Cuando los clientes escasearon enfiló sus baterías hacia las espaldas de los edificios y los inhóspitos estacionamientos.
Por el momento trabaja en uno que tiene muros de adobe con mechones de hierba silvestre en los pretiles.
Empieza muy temprano y termina a las dos de la tarde fatigado, hambriento y listo para escuchar las reconvenciones de Ágata: aún no le perdona que la deje sola con el trajín dominical para irse a la calle a satisfacer una extraña manía que nadie toma en cuenta y por la que gana muy pobrecitamente.
Tadeo la escucha tranquilo, resignado, mientras pone bajo el grifo del agua las manos manchadas con las pinturas que le sirvieron para inventar fragmentos de un nuevo paraíso.

jueves, 4 de noviembre de 2010

torre de marfil

Hace un par de días, me encontraba en la biblioteca Central de nuestra máxima casa de estudios, la UNAM, terminando un control de lectura, ya sabrán de esos que tanto me fascinan. Mientras sucedía  esto y sentía que en gran parte ya alucinaba a Medio Oriente, en mi ipod aleatoriamente se tocó la canción de Cerati llamada Torre de marfil, en lo personal una de mis favoritas pues me recuerda una época de la prepa muy especial, sin miedo de volver a repetir.

Mientras me ponía a tararear la canción y con ello molestar a los compañeros, di click en la PC para guardar mi documento y de esta forma poder enviarlo a mi correo, cuando se abrió la carpeta de documentos encontré uno con el mismo título de la canción de Cerati, y pensé que quizá el hada de la inspiración me estaba jugando una broma.

Es verdad que pensé esto en un primer momento, pero también la curiosidad y la coincidencia del momento me llevaron a abrir aquel documento; antes de ser acusada de plagio debo decir que el archivo no contaba con autor, pero aclaro de esta forma que no son ideas propias, que cito de un documento de la biblioteca central, y que si algún día por azares del destino el autor encuentra en este blog sus ideas plasmadas en las palabras citadas, no dude hacer el debido reclamo, o mejor dicho la debida aclaración.

Brevemente el autor habla sobre la Revolución mexicana y los filósofos del Ateneo de la Juventud,  y considero que es un documento muy interesante, está escrito para una ponencia, sin embargo citó únicamente lo siguiente:

“Inicio esta ponencia retomando una figura harto conocida en el ámbito filosófico académico, esta es la del sabio aislado en su torre de marfil, la cual refiere al retraimiento del intelectual, a su reflexión en abstracto para evitar, consciente o inconscientemente, hacer caso de la realidad concreta”[1]

La verdad es que ya había pensado acerca de esto, no sabía que era una figura filosófica, pero encontrar esto amplio mi conocimiento, situación que siempre se agradece. Ello me llevó a meditar un poco sobre el tema de lo cual comparto lo siguiente:

¿De que sirve aislarse en una “torre de marfil” sin tener contacto con la realidad cuando ésta modifica y establece las formas, los movimientos y el curso de los fenómenos? Supongo que para algunos es mas fácil distanciarse de la realidad, pues como dice un profesor mío, la realidad es terca y considero que a veces no deja tiempo para la aplicación de teorías. Supongo que alejarnos a ratos de lo real, nos permite crear un estado de confort, pero ¿hasta qué punto crear un mundo propio nos puede librar del duro golpe que puede ser enfrentar la realidad?

Supongo que hay que encontrar el balance, pues ¿qué es la vida sin sueños y sin mundos imaginarios? y ¿qué es la realidad sin mundos que nos permitan escapar por un momento de lo que se vive? Además, la imaginación siempre nos ayuda a crear alternativas, porque considero que el mundo no será como está, y si podemos ayudar a que sea un lugar más placentero ¿por qué no intentarlo? yo lo intento, espero que ustedes amigos hagan lo propio ;)


[1] Autor desconocido, “La torre de marfil. La Revolución mexicana y  los filósofos del Ateneo de la Juventud”, Documento encontrado en la Biblioteca Central de la UNAM, p. 1